No hubo miradas de reojo, indicios que arrimarán al rumor ni reproches de ningún tipo. Los seis días de trabajo tienen a Oscar Santángelo al mando de un plantel reducido y diezmado por una cuestión que se plantea sin importar regiones geográficas. Pero el entrenador, aguantándose el frío, toma apuntes mientras, como participando del trabajo, el sondeo escuchado tomaba cuerpo y forma. En el intento por reparar distintas cuestiones la dirigencia no desmintió la sorpresiva aparición de Julio Alberto Zamora para subirse a la conducción técnica de Central Córdoba. Un hombre hecho, crecido e idolatrado en todo Rosario. Siempre venerado en su ciudad natal, que lo viera nacer en 1966. El tema abierto podría tener definición rápida más allá que prefirieron tenerlo guardado en el bolsillo, en el máximo de los silencios. Claro que la agenda se muestra se llena sin lugar a nada. La mayoría de juveniles son los que arman el cóctel físico en los entrenamientos, respondiendo a las exigencias. Las dificultades económicas han generado que varios de los experimentados, previa charla con el entrenador, resuelvan no presenciar las prácticas hasta no definir las circunstancias contractuales. Alejo Gelatini, Jorge Priotti, Julián Maidana, Hernán Ferri y Diego Marinozzi conforman una larga lista de los que no continuarían en el club. Tampoco Mario Santilli que tiene dos ofertas importantes, una del exterior y otra de un equipo de la categoría. En el rubro refuerzos, impasse. El repatríe de Pablo Bezombé se complicó pese a que intentarán sumarlo. Más cerca está Alejandro Rodrigo García, uno de los destacados en Argentino de Rosario, quien acordaría su llegada esta semana. La tentación de Ezequiel Petrovelli quedó varada. La necesidad de rearmarse hacia un campeonato que lo tendrá apretado con el promedio aparece como una debilidad. Y es el gran objetivo a conseguir en esta etapa.
